jueves, 2 de octubre de 2008

Magia (3)

Las palabras salen ilesas,
ninguna culpa les mancha.
Lo demás es mutilado.
El corte es preciso,
se ve la sangre correr.

El mago hace una caravana.
Sonríe.
Huye.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Magia (6)

He visto la palma de su mano,
leí en ella la nada.
Esos vacíos se le agolpan,
se le vuelven propios,
los colecciona de par en par,
son su futuro,
su santo y seña.

Su mano es despedida...
nunca saludo,
nunca caricia.
Su mano es eso...
la nada.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Campo de Batalla (2)

...quienes debieron ver el estandarte ahora yacen sangrantes en la planicie.
Ondea la imagen marinera de la Virgen del Carmen sobre cientos de cadáveres.
El sacerdote recorre el campo buscando los cuerpos de los propios, les da la extrema unción. Tras él, una fila de improvisados camilleros va buscando heridos. Caballos con ojos tristes, postrados al fin, ya no se levantarán. Los cuerpos de los Tlazcaltecas no se distinguen bien de los K'ich'e. Hay una línea muy delgada que los separa y apenas pueden ser identificados. De nada les valió ser bautizados y convertidos a la nueva fe en Tenochtitlán, llamarse ahora Pedro o Juan, ahora nadie los puede salvar del fuego eterno, nadie les cierra los ojos, nadie arranca de sus pechos los pedernales de las flechas y las lanzas, nadie junta sus cerebros expuestos por el golpe seco de los garrotes.
El tenue olor a pólvora se va disipando. Los gallinazos vigilan con ojos de gula.
¿Qué hemos ganado? La pregunta parece ser inútil... esta batalla es otra más. Es revivir viejas historias de una reconquista de la cuál no fuimos parte. La patria, el reino, quedan lejos ya. Nos hemos convertido en defensores de una fe que de a poco nos libera del estigma de ser simples asesinos.
Un lancero levanta el estandarte y ordena acampar. Poco a poco van dejando ese sitio. Presienten el olor a podredumbre que se levantará en poco tiempo.
A lo lejos, en las colinas, un niño y una mujer lloran.

sábado, 2 de agosto de 2008

Campo de Batalla ( 1 )

Cabalga el lancero. Tras él camina una figura vestida de negro y blanco, píes descalzos, tonsura, estandarte rojo en sus manos.
La línea de desarrapados que va tras ellos es apenas un sueño que por momentos deviene en pesadilla. Son soldados de a píe, uno de ellos atesora contra su pecho un manchado lienzo que hace mucho tiempo pudo ser blanco. Otros lanceros cierran la caminata, retaguardia temerosa que nada puede hacer en este camino pedregoso no apto para las bestias que son su montura.
A muchos pasos de distancia de ellos, adelante, píes descalzos susurran silencios. Torsos desnudos mejor adaptados al clima, a las pronunciadas pendientes de los cerros, obligados guías que temen decir, confesar su desconocimiento de algunos caminos.

... pues pidieron parlamentar y les fue negado. No hay que confiar en esos seres que veneran al demonio y se nutren de nuestras carnes...

... en la planicie yacen los cuerpos, que sean alimento de los buitres...
... el río se tiñe de rojo...
... y la pequeña capilla se empieza a construír. El blanco lienzo y el rojo estandarte presiden en el improvisado altar mayor. Se oficia misa por primera vez en estos territorios.
Al caer la noche, comiendo la magra ración cerca de un fuego, hay quien dice que vio a Santiago Matamoros cabalgar por los aires en flamigera montura, conduciéndolos hacia la victoria sobre los infiéles...
... y le llamaron "La Conquistadora"...

sábado, 21 de junio de 2008

Dice él...

De aquella otra muerte,
la que caminó
por los surcos de mi rostro,
queda
tan solo
un trozo.
Aparece sonriente,
de vez en vez,
en el reflejo de ciertos espejos,
en la neblina de algún amanecer,
en el paso impreciso que me aleja de aquel rostro.
De la otra,
la mundana muerte, la cotidiana,
la que se brinda obsesa,
desastrosa,
en cada esquina,
en el recodo del río,
en la mano que no alcanzó a mentir un adiós,
de esa
quisiera huír.
Encadenado a mi condición
convierto mis temores
en precisa caligrafía
del presente que se traza.
Me lanzo frenta a una u otra,
las intuyo cercanas o lejanas...
cobarde...
cierro los ojos,
tiendo mis manos,
me dejo guíar...

viernes, 20 de junio de 2008

VII. Mar

A veces,
en la espuma de una ola,
aparece mi destino...
albo delirio,
inconforme trozo de futuro
que demanda
una palabra
que desconozco.

De la trampa de lo eterno,
de sus exigencias,
transformo mis prisas
en alas
preparándome
para colisionar
en el oscuro lecho de rocas
que dio abrigo
al destruído faro
de una mirada.

viernes, 6 de junio de 2008

Fragmento 4(pA.F.)

Desde aquella luna de pálpitos y encrucijadas aun por resolver,
desde la encarnizada renuencia a ser.
Desde allí y desde entonces
se descomprime el sueño.
Ya no revelo mi nombre,
ya no es necesario.
Prefiero ir corrigiendo mis errores
desde la claridad monástica
del anonimato,
prefiero cantar la salmodia detestable del callar
para rememorar
espacios y luces
que se unen y separan
en señales dulces al paladar.
Aquí todo es ritomo y palabra.
Seres de voces limpias y melodiosas
se alzan sobre el horizonte
iluminando las ventanas
del infinito.
Aquí la luna es corazonada de presentes,
encrucijada conocida
que provoca evocación en la memoria
para reconocer de dónde se viene,
a dónde se irá.
Desde aquella luna (pálpito-encrucijada),
desde allí todo es reconocible
para la nada
y el nunca.

Ellos

Estabas en el baño del bar aquel. Al verte en el espejo no pudiste contener tus ideas pareadas y contradictorias: llorar o ser cruel. Pudo más la segunda.
Retocaste tu maquillaje, arreglaste los tirantes del sostén, recolocaste las medias, respiraste profundo y, con los ojos casi en blanco, atacaste.
Él no te vio venir. Te acercaste a la mesa que él y ella ocupaban. Viste a los ojos a su acompañante, tomaste su copa, la llenaste de nuevo y bebiste despacio, ante el grito contenido de ella, ante la rabia de él, ante la mirada atónita de ambos. Dejaste sobre la mesa la copa ya vacía, sonreíste entristecida por sus rostros indefensos y coléricos. No quedaba más que salir de ahí. Le diste un beso en la frente a él y caminaste despacio hacia la puerta.
De pronto recordaste algo, te detuviste, volteaste a ver y,
para que todo el bar escuchara, dijiste despacio : “eso fue para celebrar que ya me olvidaste”.

Destinos probables de una Sonrisa

De puntillas, tratando de alcanzar la parte más profunda del anaquel, le sucedió encontrar aquella sonrisa. Estaba apenas dentro de la funda de un muy viejo long play de Kraftwerk.
Sí. Éste es mi anaquel y éstas son mis cosas y ésta sonrisa debería ser mía... o tal vez alguien quiso esconderla y olvidarla o esperaba poder traficar con ella ahora que valen tanto... esta se ve más bien desprotegida, descuidada y delgada...
La tomó con cuidado de uno de sus delgados dedos y la llevo al living para tratar de desempolvarla y saber bien cuáles eran todas sus características... recordaba haber visto otro tipo de bichos como ese en los catálogos de venta por correspondencia y en las tiendas por departamentos. No se recordaba si en algún momento él hubiera estado interesado en la venta de ese tipo de mercancías o si, como ya lo había pensado antes, eso era tan sólo una broma de mal gusto de sus compañeros de casa y se iba a meter en problemas por tener cosas que no deben estar en lugares como ese.
No, en una casa no deben estar las sonrisas que no tengan un registro aprobado por el fabricante y una licencia de tenencia y portación... porque puedes sufrir la
pena de que te incauten y te metan a la cárcel.
En fin, la sonrisa no es mía y deberé de preguntar a Svën y a Svëtlana si es de alguno de ellos... Ella, Svëtlana, es delgada, rubia, alta y no tiene ni un pelo de tonta, no creo que sea ella la dueña de éste artículo viejo que más parece de contrabando además que ella tiene dos o más guardadas que compró en un viaje a Rivera y que se jacta de que tienen sus papeles en orden y de que nadie tiene otra que tenga lunares amarillos sobre un fondo fucsia... Svën no es tan refinado como ella y sólo tiene una, igual que yo, hombres al fin dice ella...
¿Dudas de preguntar? Sí.
Debería guardarla para él y no responder ninguna pregunta que hagan sobre su procedencia al verle un aditamento nuevo... ellos entenderán que no quiere hablar de eso y por cortesía o por miedo ya no dirán nada, sí, debería guardarla para él... O echarla al retrete...

jueves, 5 de junio de 2008

El traidor teme

Mi tiempo
no corre hacia atrás.
Se niega
a mostrarme su espalda.
Me enfrenta,
me maldice,
me convierte en mira del escarnio.

Seguro estoy que me teme.

Siempre soy presente o futuro,
tetralogía rota,
paso adelante
sin un por qué que lo sustente.

Odio mi tiempo.
Se lo digo en la cara.
Pero me niega el olvido,
porque es absolución,
porque significa pasado.

Tres

Mi mediterraneo ya no es caracolas:
súbito es nubes y luna llena,
calma gris,
manos que se alejan.

Otras aguas me habitan:
esas, las de sales voraces,
las de gaviotas de hollín.

Quedó en ti
aquel mar
que imaginé mío.
Seguramente
lo perdiste
en aquel túnel de estruendos,
en aquel pasillo
el los abrazos finales.

Dos

Eras tú
detrás de las palabras.
Lejos estoy
hoy que lo descubro.
Lejos,
de mil formas:
lejos, por la distancia sin fronteras,
lejos, por las miradas del ferreo pasado,
lejos, por los silencios que el viento me otorga,
por las casualidades que no invoqué.
Eras tú.
Y mis sueños,
temerosos de ser carroña,
se arropan tras las rejas del recuerdo.

Uno

Frenar las sombras,
acariciar e invocar la luz.
Este tiempo ya no es el mío.
Mis manos,
torpes,
frenan una mirada,
un ademán,
alejan lo que temen,
presienten y acechan
desde el miedo todopoderoso.
Frenar las sombras,
ocupar el espacio
que dejan atrás.
Que las manos sean luz,
al fin caricia,
tiempo ya propio.
Atreverse,
acercar el ayer,
perdonarlo.

martes, 3 de junio de 2008

Peces

Cortar los cabos,
perder el ancla.
Proclamar esta deriva
en el silencioso horizonte.
Que sean los mares sustento:
Plata y negro en el vidrio de sus ojos.
Torsos curvos, bocas espumeantes,
tajadas de vida en los desnudos costados.
Y volver del pairo
con favorables vientos.
Volver a puerto,
allí donde las manos
reciben estas escondidas espinas,
donde las manos arrebatan
los colores del abismo.

lunes, 2 de junio de 2008

EL ASESINO PIDE SILENCIO

En ese momento
se desbarata la noche:
cuando cabalga la inocencia
hasta los duelos,
cuando un lamento se viste de ralámpagos
y calla su presencia.
Ese justo momento delira.
Quiera otra luna florecer
lápidas y no promesas...
quiera otra estrella
volver la vista,
ser,
así,
asesina de momentos.

Hace ya 40 mayos...

Haz tu juego nostalgia:
convoca las armas,
las calles,
aquel sueño
que se empapó de mayo.
Rueda tus ruecas,
provoca el amarillo hilo de la cólera,
el blanco cordel de la impaciencia.
Haz tu juego:
no permitas escape alguno.
Y de las manos primeras
haz un calco de nubes,
un cuenco que pueda amar,
un instante que,
al fin,
se postre ante mi,
que me acaricie el cabello...
que me libre
del sol de hoy.

Siempre

Me sobra esa palabra.
Negarla es abrazarse a ella.
Cada rincón,
cada silencio,
me la estrellan en el rostro.

También la he heredado.

Tiene sabor a lotos,
a hirviente cacofonía,
a deforme sensatez.
Al tacto recuerda
la salvación de las almas,
el recurso de la locura,
la inadmitida belleza.

Absurdas huellas
ha dejado en mi vientre,
ha calcinado mi costado.

¡Soy una palabra que niega esa palabra!
y...
eso la acerca más...

Ya lo he dicho:
"negarla es..." dormir en su lecho,
recostarse en sus muslos...
en sus rincones,
en sus silencios.

Herencia

Pesada niebla somos.
Corroído blasón.
Calco imperfecto de imperfectos rostros,
de torcidas lenguas,
de torpes pasos.
Herederos de la quinta y
doceava letra de un
robado, agonizante
alfabeto.
Deudores de audacias,
engaños,
infamias,
imprecaciones...
cada una con sus labios,
su mantra, discurso,
dios, demonio,
todo, nada.
Peso muerto sobre nuestras epaldas que,
fracturadas,
esperan que la memoria sea pobre,
que se borre,
para pasar la estafeta.

Viaje al vientre del viaje

mañana saltaste quimeras
andén tras andén
viviendo incólume
ánima cuerpo de mujer.

Rodeando subiendo cristal taciturno
cual roca de miel
inmenso vagón de cenizas
cargado en tu piel.

Quimeras saltaste mañana
viajando al vientre del viaje
diciendo
no sé.

domingo, 1 de junio de 2008

Sabrán los días de otros soles

A: Sonia

La vi pasar pegada al cerco que hace poco pusieron para separar el cementerio de la carretera, para separar a los vivos de los muertos. Se detuvo para quién sabe qué. Su perraje se enredó en el alambre de púas pero ella nada hizo para liberarlo... sólo pude imaginar una lágrima o una sonrisa recorriendo, iluminando su rostro. Preferiría la sonrisa. Su espalda no me decía gran cosa.

Pensativa, quizás, nada más, así estaba.

De pronto se agachó y cruzó el alambrado. Sus pasos, primero inseguros y luego decididos, la adentraron en el camposanto ya cubierto de coronas y flores secas del lejano noviembre. Cualquiera, sobre todo yo, imagina cosas malas al ver que alguien se comporta así. Quise salir corriendo tras ella y decirle que todo iba a ir bien, que no necesitaba acercarse a los muertos para... ¿para qué? poco o nada sé de ella. Todo lo supongo, aunque todo lo presienta posible. Aún así, dejé de mirar por la ventana y, veloz, me acerqué a la puerta de la casa (sí, mi casa está cerca del cementerio, es una sensación rara, pero desde niño vivo así. Los vivos y los muertos son algo cotidiano para mi, las risas y los llantos... en esa parte donde hay tumbas nuevas yo jugaba cincos y fútbol cuando era patojo), desde allí pude ver mejor su silueta alejándose, adentrándose en la niebla que cubría la recién nacida mañana. Ahora soy yo quien se acerca al alambrado. Distingo su perraje enredado en las púas, con cuidado lo libero, lo acerco a mi rostro, me cubro los hombros con él. Espero que vuelva.

-Buenos días -digo al verla- ¿esto es suyo?

-Buenos días -responde- creo que sí.

En sus manos, unas flores amarillas. En su rostro una sonrisa. Le ayudo a cruzar la alambrada, le devuelvo el perraje. Lo toma y, sin decir nada, se aleja.

Cuando se disuelva la neblina habrá un nuevo sol para ella y para mi. Pero, aún con otros soles en todo lo alto, el olor de su perraje me acompañará siempre.

viernes, 4 de enero de 2008

Miles de formas

Ahora creo que lo que nos faltó no fue palabra simple. Hacía falta mucho más.
Pero escucharé de nuevo esa idea tuya, esa teoría insulza, que enumera razones para demostrar que yo no puedo decir nada con sencilléz. Dices que no hicieron falta palabras porque eso es algo que me sobra y dirás que complico las cosas para entenderlas y que mis juegos, dirás, son un mar en el que no piensas sumergirte.
Siempre creiste que podías ayudarme. ¿Quién diablos te creías? Por eso empezó todo a languidecer.
Me doy cuenta, justo ahora, que te estoy brindando palabras que no te interasan ya. Y me doy cuenta que no bastaban mis evoluciones lúdicas o mis estertores de tritón del sur.
Las palabras pudieron ser dos, las más comunes, las más estúpidas:
1. Te
2. quiero.
Los cantos puedieron ser más constantes o más trillados, silbidos de fagot o punteados en cuerdas de violín.
Para las palabras había soluciones (aunque tu mente simplona balbuceara lo de las complejidades), formas, tratos, algo único, algo mío que te invadiera despacio, que te despertara rápido, que decidiera de una vez y por todas ese desatino que significaba estar junto a ti. Y digo claves, y lo sostengo. Porque claves hacían falta (sobraban, dirías tú) para que esta maldita lengua que nos une nos acercara de verdad ¡idioma, has tu trabajo o te violaré!
Así, para el "caso":
1. Te
2. quiero,
planteamos el factor "lucidéz" al decir tan engorrosa fórmula y sí, y sólo sí, las variantes concuerdan recurrimos a ese "caso".
Cuando la variante "lucidéz" es extrema llegamos a la encrucijada que quiero plantear de la manera más clara que pueda.
Así, en lugar del aparatoso:
1. Te
2. quiero
simplificamos y podríamos:
a. tequiero
b. quierote, o
c. quiteroe.
Se verá que que el acomodo de las sílabas y la unión de las palabras derivan en un modo alterno y sutíl de abordar el tema.
Para fórmulas sencillas como una despedida casual, podríamos tomar el siguiente "caso":
1. Un
2. abrazo
3. y
4. un
5. beso.
La manera más común sería la unión de palabras:
"Unabrazoyunbeso".
Otros modos alternos:
a. abrazounybesoun
b. besoabrazoununy.
El recuento de situaciones discurrirá hasta el fin de las fórmulas (afortunadamente no infinitas) y cada una equivaldrá con las soluciones planteadas con anterioridad.
Nótese que no aconsejo aplicarla a fórmulas o "casos" que impliquen la puesta en escena de un sentimiento supremo (hasta yo tengo mis limites). Así, un "Te amo" no puede ser sustituido porque eso no se miente, aunque no se sienta una sola vez en la vida. Esos extremos se solucionan por sí mismos y/o son equivalentes a los "cantos", melodías que se escuchan o no.
Verás que no escatimo en "solucionesaradodelamar", porque aún te siento lo suficientemente cercana a mi. Y tus ojos (ajenos) son palabras y sobre todo adjetivos, y tu piel es sonido pero sobre todo, es metáfora. Aun te siento cerca, no me culpes por ello. Porque tengo la idea que algún día... pero no me harías caso.

FORTUNA

Palabras,
como mazo de naipes.
Vuelan,
dan y suerte arrebatan.
Aparece la que necesitamos
o
nos ahogamos
en el fango de la orilla.
A veces
sólo reparten
corazones.

CODA

a Antoinette
Me repongo de tu abrazo.
Un recuerdo,
tan sólo eso
es su epitafio.
Ya hace olvido
desde entonces.
Pero a veces recaigo.
Y,
para ser total,
sobran tus abrazos.

Despídeme de tus mejillas,
de tu pecho,
diles que
una tumba son.
Todo lo que en ellos yace
tiene aroma
a podredumbre.
Adiós entonces,
adios.