lunes, 2 de junio de 2008

Siempre

Me sobra esa palabra.
Negarla es abrazarse a ella.
Cada rincón,
cada silencio,
me la estrellan en el rostro.

También la he heredado.

Tiene sabor a lotos,
a hirviente cacofonía,
a deforme sensatez.
Al tacto recuerda
la salvación de las almas,
el recurso de la locura,
la inadmitida belleza.

Absurdas huellas
ha dejado en mi vientre,
ha calcinado mi costado.

¡Soy una palabra que niega esa palabra!
y...
eso la acerca más...

Ya lo he dicho:
"negarla es..." dormir en su lecho,
recostarse en sus muslos...
en sus rincones,
en sus silencios.

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