viernes, 4 de enero de 2008

CODA

a Antoinette
Me repongo de tu abrazo.
Un recuerdo,
tan sólo eso
es su epitafio.
Ya hace olvido
desde entonces.
Pero a veces recaigo.
Y,
para ser total,
sobran tus abrazos.

Despídeme de tus mejillas,
de tu pecho,
diles que
una tumba son.
Todo lo que en ellos yace
tiene aroma
a podredumbre.
Adiós entonces,
adios.

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