viernes, 4 de enero de 2008

Miles de formas

Ahora creo que lo que nos faltó no fue palabra simple. Hacía falta mucho más.
Pero escucharé de nuevo esa idea tuya, esa teoría insulza, que enumera razones para demostrar que yo no puedo decir nada con sencilléz. Dices que no hicieron falta palabras porque eso es algo que me sobra y dirás que complico las cosas para entenderlas y que mis juegos, dirás, son un mar en el que no piensas sumergirte.
Siempre creiste que podías ayudarme. ¿Quién diablos te creías? Por eso empezó todo a languidecer.
Me doy cuenta, justo ahora, que te estoy brindando palabras que no te interasan ya. Y me doy cuenta que no bastaban mis evoluciones lúdicas o mis estertores de tritón del sur.
Las palabras pudieron ser dos, las más comunes, las más estúpidas:
1. Te
2. quiero.
Los cantos puedieron ser más constantes o más trillados, silbidos de fagot o punteados en cuerdas de violín.
Para las palabras había soluciones (aunque tu mente simplona balbuceara lo de las complejidades), formas, tratos, algo único, algo mío que te invadiera despacio, que te despertara rápido, que decidiera de una vez y por todas ese desatino que significaba estar junto a ti. Y digo claves, y lo sostengo. Porque claves hacían falta (sobraban, dirías tú) para que esta maldita lengua que nos une nos acercara de verdad ¡idioma, has tu trabajo o te violaré!
Así, para el "caso":
1. Te
2. quiero,
planteamos el factor "lucidéz" al decir tan engorrosa fórmula y sí, y sólo sí, las variantes concuerdan recurrimos a ese "caso".
Cuando la variante "lucidéz" es extrema llegamos a la encrucijada que quiero plantear de la manera más clara que pueda.
Así, en lugar del aparatoso:
1. Te
2. quiero
simplificamos y podríamos:
a. tequiero
b. quierote, o
c. quiteroe.
Se verá que que el acomodo de las sílabas y la unión de las palabras derivan en un modo alterno y sutíl de abordar el tema.
Para fórmulas sencillas como una despedida casual, podríamos tomar el siguiente "caso":
1. Un
2. abrazo
3. y
4. un
5. beso.
La manera más común sería la unión de palabras:
"Unabrazoyunbeso".
Otros modos alternos:
a. abrazounybesoun
b. besoabrazoununy.
El recuento de situaciones discurrirá hasta el fin de las fórmulas (afortunadamente no infinitas) y cada una equivaldrá con las soluciones planteadas con anterioridad.
Nótese que no aconsejo aplicarla a fórmulas o "casos" que impliquen la puesta en escena de un sentimiento supremo (hasta yo tengo mis limites). Así, un "Te amo" no puede ser sustituido porque eso no se miente, aunque no se sienta una sola vez en la vida. Esos extremos se solucionan por sí mismos y/o son equivalentes a los "cantos", melodías que se escuchan o no.
Verás que no escatimo en "solucionesaradodelamar", porque aún te siento lo suficientemente cercana a mi. Y tus ojos (ajenos) son palabras y sobre todo adjetivos, y tu piel es sonido pero sobre todo, es metáfora. Aun te siento cerca, no me culpes por ello. Porque tengo la idea que algún día... pero no me harías caso.

FORTUNA

Palabras,
como mazo de naipes.
Vuelan,
dan y suerte arrebatan.
Aparece la que necesitamos
o
nos ahogamos
en el fango de la orilla.
A veces
sólo reparten
corazones.

CODA

a Antoinette
Me repongo de tu abrazo.
Un recuerdo,
tan sólo eso
es su epitafio.
Ya hace olvido
desde entonces.
Pero a veces recaigo.
Y,
para ser total,
sobran tus abrazos.

Despídeme de tus mejillas,
de tu pecho,
diles que
una tumba son.
Todo lo que en ellos yace
tiene aroma
a podredumbre.
Adiós entonces,
adios.