Ya está dicho.
En las pupílas se teje la luz.
Así, con más sueños que verdades,
se erige mi día a día.
Nada queda del ayer,
del ejemplar horror
que me visitó cotidiano.
Ya está dicho.
En las manos se retiene
-cálida-
la sensación de presente.
Permítase que sea benévolo.
Ya está dicho.
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