domingo, 22 de marzo de 2009

Observación 7

Lo edificó sin método: las libreras apoyadas en las cuatro paredes de la habitación cubriéndolas completamente, desfigurándolas. Una silla enana a la par de la puerta, a la derecha al ingresar. La cama al centro de la habitación. Se podría caminar alrededor suyo, esquivando libros apilados en torres que semejaban cirios multicolores y deformes. Por todo el suelo papeles que mentían palabras ruinosas, que se jactaban de haber sido leídas. Un tragaluz desgarraba claridad de vez en cuando.
Repito que no hubo método alguno en su acumular. Sin embargo, ese santuario de descanso, a la hora de su muerte, era un perfecto mausoleo.

1 comentario:

Mauricio Vallejo Márquez dijo...

Siempre es un placer leerte, poeta.