lunes, 30 de marzo de 2009

Librea

Yace mi gastada librea
en el achacoso
respaldo de aquesta silla.
Mis ojos se acostumbran
a la penumbra
que bailotea desde
la torcida vela.
Surge del baúl
del píe de cama
el blanco pañuelo
que ella me bordó,
lo tomo,
lo coloco sobre mi lecho
y de sus dobleces libero
al cortaplumas
con mango de nácar
que robé del escritorio del estudio.
Ritual de años es este.
Bajo mi almohada quedará
la cortante hoja:
será mi guía y protección
en ese camino de sueños
donde,
cotidiana,
me acecha la libertad.

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