domingo, 21 de junio de 2009

Ojos

Casualidades, dirán.
Sus ojos
se enfrentaron
aquella noche
de ancianas insignias.
Ni los sueños
ni las lunas
estaban presentes.
Hablar
era un síntoma
de vanidad.
Creer era eso vedado,
hacia allí se dirigió la mano,
desde allí creció el deseo.

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