martes, 30 de junio de 2009

Carta

"...entonces será así. Las niñas están bien. Te extrañan aunque no lo digan. Se van acostumbrando a no verte cerca. Es extraño verlas hacer su vida sin aferrarse a alguien que no está. Yo quisiera ser como ellas y poder dejar de pensarte. Pero todo me recuerda tu ausencia. Voy a vender la casa, me iré con las niñas a Guadalajara. Tal vez allá pueda rehacer esto que quiero llamar vida y no lo será mientras me quede acá en esta casa. Mi madre viene casi a diario a retarme y decirme que me ponga a hacer algo, que ocupe mi tiempo en otras cosas, que no vale la pena deprimirme y marchitarme por alguien que un día tomó un camino diferente al mío, al nuestro.
El otro día las niñas hicieron un pastel. Un poco gomoso en unas partes y duro en otras. Lo cubrieron con glaseado y escribieron mi nombre en él. Nos reímos mucho mientras intentábamos rebanarlo. Ellas mismas sabían que estaba mal hecho, pero querían sorprenderme. Comimos una rebanada cada una. De pronto se pusieron a destruir los restos del pastel, buscaban en sus restos algo y no querían decirme qué era. Luego preguntaban si había notado algo en la rebanada que yo comí... supuse que su pastel era una especie de roscón de Reyes y habían puesto en su interior una figurita para obligarme a hacer algo si yo lo encontraba. Como no fue así se pusieron frenéticamente a buscar... destruyeron lo que quedaba del pastel y yo empecé a sentirme ansiosa, con ganas de llorar viendo su actitud... estaban serias, afanadas en destruir más que en buscar... no encontraban nada y se inculpaban mutuamente diciendo que una de ellas se había tragado la cosa, el objeto, el misterio. No encontraban nada y empezaron a enojarse, a llorar... yo no podía decir nada... me hundía en la silla, mis manos cada vez cubrían más mi rostro, me mordía los labios y de pronto empecé a sangrar, ni siquiera me había dado cuenta si no es por el sabor salado y tibio que en mi boca reventó...
¿Por qué te cuento todo esto? Ni siquiera te importará...
¿Te dije ya que venderé la casa? ¿Te dije ya que me voy a Guadalajara? ¿Te dije ya que mi madre me hostiga a diario y que las niñas son un cardo, verde, creciendo, pero un cardo al fin?
Tengo las manos con ganas de callar y será mejor que las complazca.
¿Te dije ya que te extraño?

Mónica"

No hay comentarios: