Sentir en el rostro
el sueño que se desliza
desde el viento.
Convenir con el verde del camino
una alianza precaria:
sembrar el olvido mutuo
cuando sea necesario.
Volver y ver.
Otros caminos vendrán
y ocuparán el espacio del tedio
que el gris de siempre acapara.
Luego la risa,
volver y verla,
serla,
sentirla,
amarrarse a ella.
Otros caminos vendrán:
serán la esperanza,
serán el llanto.
Serán volver y no regresar.
Septiembre de 2009.
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